Amo tu voz, capaz
de ignorar las barreras,
tus palabras
claras, dulces,
transparentes,
afiladas, ásperas,
rotundas,
verdaderas,
sin excesos, poderosas.
Las amo porque
construyen reductos secretos,
rincones
deliciosos, silencios intensos,
lugares nuevos para sensaciones perennes.
Amo tu manera de
decir,
el ritmo que
imprimes a las frases
el ingenio que se
escurre imperceptible,
amo lo que dices y lo que te reservas.
Amo las
inflexiones de tu voz:
las aristas que
marcan la pasión que pones en lo que haces,
ese tono cálido
que me abraza,
el susurro
urgente, que me acaricia en el punto justo,
que despierta el
deseo y nos lleva al clímax,
la cadencia
tranquila que aquieta mis angustias,
el énfasis
inesperado que me hace reír,
amo incluso tus
silencios,
esas palabras
calladas que puedo adivinar,
y aún ésas que usas para despedirme, inexorablemente.
Amo tu voz, que
me recuerda todo lo que nos une
sin olvidar lo
que nos separa,
porque sé que puedo confiar en ellas.
Amo tu voz como
te amo:
absolutamente,
sin filtros,
atesoro el regalo
de tus palabras,
uno que la vida
tardó en entregarme,
las guardo en la
esquina más secreta de mi corazón,
hechas trofeo de
este amor inesperado.
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