Vital
Sé que en la superficie,
los surcos de los años
llevan un prolijo recuento
de tiempos sin retornos,
que la luz de la luna
enredándose porfiada en las sienes
pretende recordar implacable
lo que fuimos y no somos.
Pero el brillo de los ojos,
develando una luz interna
contradice tanto afán
del cronómetro riguroso.
La energía vital renacida
emerge intacta adolescente,
cada vez que, de todas maneras,
tu mirada y la mía se encuentran.
Amo, junto con todas las cosas
que del nosotros devienen,
esa sensación ingrávida
de ser libre del tiempo,
de ser desde siempre y hasta siempre,
y, otra vez, de todas maneras,
nuevos a cada instante.
Me pregunto
Me pregunto qué pasaría
si tu ceño fruncido y mis alas caídas
se encontraran al borde de la tarde.
Te buscaría para esconderme entre tus brazos,
serías un refugio para mi melancolía.
Tu silencio escrutaría mis ojos
y mi mirada te abrazaría sin romperlo.
Cierro los ojos y sé que estás aquí
y que estamos juntos, donde sea.
Presiento que habría una dulzura quieta,
un gesto mudo,
y todo eso sería suficiente
para abarcarnos.
Quedarían para otro instante
la piel sobre la piel
el fuego y el vértigo,
las palabras,
los murmullos y gemidos.
Ahora, me quedo callada
dentro de tu círculo inmóvil.
El ave
Echamos a volar un ave al azar:
su destino,
pura incertidumbre,
plena génesis.
Vuela al espacio hecho de espera y abismo;
sus alas atrapadas en el aire
ignoran la causalidad casual,
se apropian de una libertad transitoria,
discontinua, reiterada.
Un silencio de palabras vacías
preside el añil que inscribe su trayectoria;
su complejo, irreductible movimiento,
responde a un indeterminismo atávico.
Va y regresa, evoluciona, introvierte,
despliega, implosiona,
mientras su envergadura dibuja
una espiral de cuatro dimensiones.
Hay en ese universo un orden creativo
desequilibrado por la chispa:
probabilidad, redundancia,
coincidencia,
energía.
Luz, claroscuros,
júbilo, melancolía,
apuesta trascendente,
certeza presentida, presente continuo.
La conciencia absoluta ignora,
la decisión ocasional escudriña,
un ineludible sino, un críptico mensaje
se adivinan en la estela de plumas etéreas
que la brisa desparrama sobre
nosotros.