lunes, 15 de septiembre de 2014

Encuentro

Siesta. Tu vino escurre en mi copa expectante, vértigo rojo profundo saciando la espera. Afuera, el sol se derrama sin prisa en la penumbra del perfume a mangos hundiéndose en la selva. Nada más es necesario, bastan tus ojos naufragando en los míos, el silencio, la calma al final del día. Al resto, definitiva y absolutamente, la oscuridad lo oculta en el críptico chirrido de los grillos.